miércoles, 20 de junio de 2018

Gusanos de seda

Un día Alba, la mamá de Amélie, nos propuso traer gusanos de seda al colegio. A las profes nos pareció una idea estupenda y le dijimos que sí rápidamente (gracias, Alba). Así que una mañana, al llegar a clase, los niños se encontraron con una sorpresa. Las profes habían traído unas cajas con hojas dentro y, si nos fijábamos bien, en esas hojas había unos gusanos minúsculos. Eran tan pequeñitos que casi costaba verlos. Al principio las profes pensamos que los gusanos serían una actividad más que haríamos durante el curso pero despertaron tanto interés que decidimos profundizar en ellos e iniciar un pequeño proyecto con el que hemos disfrutado mucho.














Todas las mañanas, el maquinista se encargaba de revisar la caja y ver si era necesario cambiarles esas hojas que las profes nos contaron que se llaman MORERA. Enseguida vimos que comían muchísimo para lo pequeños que eran y que había que cambiarles la morera varias veces al día. En pocos días fueron creciendo y un día encontramos en la caja algo que no sabíamos lo que era. Con las lupas estuvimos observándolo bien y las profes nos contaron que, durante su vida como orugas, estas MUDAN 4 VECES DE PIEL. Era algo un poco difícil de entender para nosotros pero poco a poco fuimos comprendiendo que igual que nosotros crecemos y la ropa se nos queda pequeña y hay que tirarla, a las orugas les pasa lo mismo con su "ropa".








































Conforme fueron creciendo pudimos sacarlos de la caja y, aunque los tratábamos con cuidado, a veces la emoción nos podía y alguna oruga sufrió una muerte temprana. Esto nos sirvió para poder hablar de las consecuencias de no tener cuidado y ver qué es lo que pasa cuando todos queremos hacer algo a la vez. Las siguientes veces que se acercaron al rincón de los gusanos de seda todos tuvieron más cuidado y ya no hubo más "accidentes".










Sacarlos de la caja nos permitió verlos mejor y distinguir sus parte principales. Así, resolvimos algunas dudas y aprendimos, entre otras cosas, que los gusanos de seda tienen unos puntitos negros llamados ESPIRÁCULOS que les sirven para respirar.

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Después de haber mudado cuatro veces de piel los gusanos ya están preparados para hacer sus CRISÁLIDAS. Poco a poco empezaron a buscar el mejor lugar en la caja y, con la boca, echaban un líquido que al contacto con el aire se hacía sólido y se convertía en hilo de seda. El hilo de seda se convirtió en una especie de cuerdas que luego les sirvió para sujetar sus crisálidas a la pared. ¡Qué listos son estos gusanos!

 














A la vez que íbamos observando todos estos cambios leíamos un libro que nos resolvió muchas dudas. Se trata de "Descubre las mariposas", de la editorial Edebé.











El tema de los gusanos nos sirvió para trabajar, entre otras cosas, la lógico matemática. Teníamos una hoja en la que el maquinista debía anotar cuántos gusanos había, cuántas crisálidas y cuántas mariposas.





Poco a poco todos los gusanos fueron haciendo sus crisálidas, las cuales también se llaman PUPA o CAPULLO. Después pasamos varias semanas en las que nada ocurría y el tema quedó un poco más apartado hasta que de repente... un día las mariposas empezaron a salir del capullo. Habían hecho la METAMORFOSIS.













Estas mariposas también se llaman POLILLAS y, aunque mueven sus alas, no pueden volar. Al poco de nacer, las mariposas hembras y los machos se juntan para poner huevos y poder volver a empezar el ciclo otra vez.















Ha sido muy emocionante poder vivir todo el proceso y ver los cambios día a día. Esto nos ha permitido que el aprendizaje sea mucho más real y que los niños realmente entiendan mejor ese proceso de metamorfosis de algunos insectos.
Además, lo hemos dramatizado pasando por todas las fases.
Primero estábamos dentro de un huevo muy pequeñito...



Después rompimos el huevo y nos los comimos (es muy nutritivo para los gusanos).




Buscamos las mejores hojas de morera y empezamos a comer para hacernos muy grandes...



Poco a poco fuimos creciendo y mudando nuestra piel hasta que un día formamos nuestra crisálida y nos quedamos muy quietos dentro durante un tiempo.







Por fin se produjo la metamorfosis y salimos de nuestra crisálida convertidos en preciosas mariposas. Estiramos nuestras alas con cuidado y... ¡a volar!


























Todo lo aprendido lo hemos plasmado en un mini libro en el que hemos dibujado todo el proceso. Hasta hicimos nuestra propia metamorfosis convirtiendo trozos de papel que ya no necesitábamos en dibujos. Primero, cogimos uno de esos trozos y reflexionamos sobre a qué se parecía. Así después nos fue más fácil plasmarlo en papel. ¡Creatividad al poder!















Os dejamos algunos de los dibujos de nuestro libro. ¡No nos puede gustar más el resultado!























Por último, queríamos dar las gracias a Judit, la mamá de Leo, que vino a escenificarnos el cuento de "la pequeña oruga glotona", de Eric Carle con unos materiales preciosos.














Y así, en apenas un mes y medio, nos hemos convertido en expertos en gusanos de seda. Poco a poco vamos perdiendo el miedo a lo desconocido y nos estamos convirtiendo en auténticos observadores de la naturaleza. 

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