lunes, 19 de noviembre de 2018

EL OTOÑO

A lo largo de estos dos meses y medio, nos ha dado tiempo a trabajar varios temas.

Alguno, como este del otoño, nos ha servido para reforzar aprendizajes que comenzamos cuando éramos aun muy pequeñitos (el curso pasado en 3 años).

Así, hemos ampliado conocimientos y, sobre todo, este curso lo hemos hecho de una manera muy experimental y muy sensoria por lo que HEMOS APROVECHADO ESTE TEMA PARA DESARROLLAR AL MÁXIMO NUESTROS SENTIDOS. Ahora pasamos a explicaros mejor, para que lo entendáis.

Desde que empezó el otoño, íbamos trayendo a clase hojas que encontrábamos caídas de los árboles. Las veíamos cada mañana en la asamblea, y con el sentido de la VISTA, íbamos observando cómo cambiaba su color de un día para otro, conforme se iban secando. Así pasaban del VERDE(que algunas estaban al llegar el primer día a clase), al AMARILLO y hasta al MARRÓN.
Aprendimos que cuando todavía están verdes es porque están recién caídas del árbol, y todavía les queda algo de....."CLOROFILA"..... que es el liquidito que corre por los "nervios" que tiene la hoja y que se lo transmite el árbol (mientras la hoja está en él) y que le sirve a la planta para alimentarse. Cuando se va volviendo amarilla y, por fin, marrón, es porque ya se ha agotado la clorofila y por tanto la hoja ya está "SECA".
En el momento en que las hojas estaban secas, pasábamos a desarrollar el sentido del OÍDO y del TACTO: aplastábamos con la mano la hoja y comprobábamos (estando todos en completo silencio) que se rompía y que sonaba un pequeño ruidito al romperse. Cada vez que repetíamos esto del ruidito ....... LES ENCANTABA..... ¡¡¡ CÓMO ME GUSTA LA INOCENCIA DE LA INFANCIA Y CÓMO CON PEQUEÑÍSIMOS DETALLES PUEDEN SER TAN FELICES !!!.  ¡ Que pena que ésto se nos olvide conforme nos hacemos mayores!!.....
Por contraste, hicimos esto mismo con alguna de las hojas que trajeron los niños y que estaban todavía verdes (recién cogidas y caídas del árbol) y comprobamos que no se rompía y que tampoco hacía ningún ruido.
Así mismo, desarrollamos el OLFATO comprobando, niño a niño, cómo olía de una forma especial cuando la hoja todavía estaba verde. y, cómo, no olía a nada cuando estaba seca. La profesora nos explicó que ese es el olor de la clorofila de las plantas.

Esta serie de EXPERIENCIAS SENSORIALES les llaman tanto la atención que, aun ahora, durante los recreos, muchos de los niños, nos siguen trayendo hojas que cogen del suelo y aplastándolas delante de nosotras para que veamos si hace o no ruido....... ¡Son así de encantadores!

Pero también desarrollamos el sentido del GUSTO probando una FRUTA  que es propia de otoño y que la mayoría de los niños no conocían: la GRANADA. Nos la trajo Julia, de los caballitos de mar y les gustó mucho. Casi todos la quisieron probar. Algunos ya la conocían y la comían en casa pero otros pudieron comprobar que tenía un sabor dulce, aunque no intenso. Les hizo mucha gracia ver que son como puntitos que se comen. Y les hicimos ver que esos "puntitos" son las SEMILLAS que, si caen a la tierra y les cae agua de lluvia y les da la luz y el calor del sol, podrían volver a hacer crecer otro árbol de la granada.  Y aprendieron que las semillas siempre están en el FRUTO y que son siempre el ORIGEN DE UNA NUEVA PLANTA.





















A raíz de este aprendizaje sobre las SEMILLAS y durante un viaje que hice en el fin de semana, encontré unas hojas de color ROJO, que me parecieron especialmente bonitas para enseñarles a los niños. Y, del mismo árbol, encontré también, caídos por el suelo, varios FRUTOS. Pero unos frutos que me parecieron muy curiosos y característicos para poderles enseñar a los niños (eran redondos, pequeños y con pinchos y agujeritos)..... ¡Como podéis ver, aun en el fin de semana, nos seguimos acordando de ellos! ¡ Se lo merecen!.
Estuvimos observando y comprobando cómo se secaban esos frutos conforme pasaban los días. Y, cuando ya estaban secos del todo, pudimos comprobar con muchíiiiisima curiosidad cómo al mover el fruto redondo colgado de nuestra mano, iban cayendo a la mano o al suelo, unos puntitos chiquitines que la profesora nos dijo que eran las SEMILLAS de ese FRUTO, que salían por los agujeritos. Y que, a partir de esas semillas, con tierra, agua y la luz del sol y la temperatura adecuada podrá salir otra nueva planta (en este caso árbol).













Como habéis podido comprobar las EXPERIENCIAS SENSORIALES son siempre, en estas edades, un tipo de aprendizajes que a los niños de esta edad les llega especialmente y que, posiblemente, no lo desarrollamos tanto como sería deseable.

Alrededor de todos estos aprendizajes, y pese a que era un poquito difícil, algunos llegamos a memorizar, además de dramatizarlo de una forma divertida, la siguiente poesía que nos pareció muy bonita:

OCULTA EN EL CORAZÓN 
DE UNA PEQUEÑA SEMILLA
BAJO LA TIERRA UNA PLANTA 
EN PROFUNDA PAZ DORMÍA.

¡DESPIERTA!, -DIJO EL CALOR
¡DESPIERTA!, -LA LLUVIA FRÍA.

LA PLANTA QUE OYÓ ESA LLAMADA
QUISO VER LO QUE OCURRÍA.

SE PUSO UN VESTIDO VERDE.
ESTIRÓ SU CUERPO HACIA ARRIBA
( y también estiró su ramas, sus hojas y sus flores)
(esta última parte solo las escenificamos, no se dice en la poesía) 

Esta poesía la llevarán los niños en su funda de canciones, en la carpeta de biblioteca que se llevan los miércoles.

Por último, un día utilizamos esas hojas que habían ido trayendo para poder calcarlas en papel. Cada uno escogió varias hojas y pusieron un folio encima. Después, pasaron una pintura tumbada por encima y... ¡magia!










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